En
la gran mayoría de las empresas se llevan estadísticas e indicadores, en mayor
o menor número, de mayor o menor complejidad, según el tamaño de la
organización, la cultura que tenga de medir su desempeño, así como las
exigencias que desde casas matrices se generen en este sentido.
En
Seguridad y Salud Laboral tradicionalmente se han manejado las Estadísticas de Accidentes,
como mínimo los índices de Frecuencia Bruta, Frecuencia Neta y Severidad que
establece la Norma Venezolana COVENIN 474 y en muchas organizaciones se agrupan
y clasifican otros datos tales como parte del cuerpo lesionada, tipo de lesión,
tipo de accidente, causa, entre otros. También por años las empresas que
cuentan con un servicio médico propio han llevado la Morbilidad, que constituye
la data estadística en el área médico asistencial de los casos atendidos en el
servicio, motivos de consulta, días de reposo y motivos de los mismos; en la actualidad
también muchos servicios médicos outsourcing llevan y suministran la morbilidad
a sus clientes.
De
allí salen pues en muchos casos, los “numeritos” que se reportan y que
por mandato de la ley se publican, incluso en carteleras visibles al público.
Basadas en esto muchas organizaciones afirman categóricamente llevar Indicadores
de Seguridad y Salud en el Trabajo pero, ¿Son en sí mismas las Estadísticas de Accidentes
y la Morbilidad verdaderos y eficaces indicadores? ¿Cumplen con el propósito de
un indicador, tal como las venimos manejando? Más importante y urgente de contestar
aún: ¿Están contribuyendo las Estadísticas de Accidentes y la Morbilidad a
reducir consistentemente los casos de accidentes de trabajo y enfermedades
ocupacionales? Por último: ¿Son suficientes estos dos indicadores para medir y
caracterizar la marcha de la Gestión de Seguridad y Salud Laboral de la
organización?
Vamos
a partir de lo que es un indicador. Hernández y Mérida (s.f.) lo definen como “Datos esencialmente cuantitativos, que nos
permiten darnos cuenta de cómo se encuentran las cosas en relación con algún
aspecto de la realidad que nos interesa conocer. Pueden ser medidas, números,
hechos, opiniones o percepciones que señalen condiciones o situaciones
específicas”.
Desmenuzando
esta definición, en primer lugar conseguimos lo que parece obvio, que son
datos, pero de seguidas lo no tan obvio: que esos datos son esencialmente
cuantitativos; existen por tanto indicadores cuantitativos, pero también los
hay cualitativos, estos últimos son más útiles en investigaciones de corte precisamente
cualitativo y tremendamente más difíciles de establecer e interpretar, no deben
ser confundidos con técnicas que miden atributos como “bueno, regular, malo” o “deficiente,
bueno, excelente”; “conforme, no conforme” que constituyen escalas de
valoración y siguen siendo cuantitativos en su esencia.
Lo
que sigue en la definición arriba aportada es que esos datos van a mostrar “cómo se encuentran las cosas”, es decir
dan un diagnóstico u orientan a generar un diagnóstico de la realidad; un
indicador debe ser capaz de proveer información de cómo marcha un determinado
aspecto y hacia dónde se dirige, en otras palabras, su tendencia. El resto de la definición refuerza los dos extractos
analizados.
En
resumen se puede afirmar que un indicador es un dato o conjunto de datos que comunica
cómo está un determinado aspecto de la realidad y cuál es su tendencia.
Tomemos
como ejemplo ahora un vehículo. El tablero de un automóvil tiene una cantidad
de dispositivos que indican su estado, pero si un automóvil tuviese únicamente
indicador de gasolina lo más probable es que nunca se quedaría varado por falta
de combustible, pero al no indicar otra cosa lo más probable es que si sube
demasiado la temperatura se ocasionen serios y costosos daños al motor por
recalentamiento; ello porque si no se tiene como medir la temperatura del
vehículo o al menos saber cuando está más alta de lo normal, no se sabrá que se
está recalentando.
El
ejemplo anterior probablemente sea insulso y simplista, pero es intencional
recurrir a lo que parece extremadamente obvio para llamar la atención sobre el
hecho de que no estamos midiendo suficiente. ¿Qué miden las Estadísticas de
Accidentes y la Morbilidad? ¿A qué categoría de indicador corresponden? Es
bueno saber que existen indicadores de
resultado y de desempeño.
Un
indicador de resultado es aquel que mide lo que ya pasó, miran hacia el pasado.
Un indicador de desempeño mira lo que
está ocurriendo, mide sobre la marcha, de manera que da oportunidad a
intervenir y cambiar el fenómeno que se mide.
Las
Estadísticas de Accidentes y la Morbilidad son indicadores útiles y además obligatorios,
pero que miran al pasado. Cuando registramos los accidentes y enfermedades
ocupacionales ya sucedieron, visto desde el punto de vista de la gestión, ya
las desviaciones cobraron su precio y produjeron una pérdida.
Quiero
recalcar que la obligación que impone la ley y el resto de la normativa vigente
es clara y que debemos continuar llevando y publicando las Estadísticas de
Accidentes y la Morbilidad, pero a este punto va quedando claro que ni son los únicos
indicadores que pueden medir la Gestión de Seguridad y Salud Laboral de la
organización, ni mucho menos son suficientes.
Hace
unos meses tuve el agrado de impartir un curso de Indicadores de Seguridad y
Salud en el Trabajo y durante el desarrollo de esa actividad pude mostrar a los
participantes que bajo los requerimientos de la Norma Técnica NT-01-2008 sobre
el Programa de Seguridad y Salud en el Trabajo, hay muchos otros aspectos de la
gestión que pueden y deben ser medidos. Comenzando por lo obligatorio, este
instrumento normativo establece que los planes de acción deben tener objetivos
(véase punto 1.2.1. del Capítulo III, Título IV de la Norma), que el empleador
debe elaborar un cronograma de inspecciones (véase punto 2.4.2. del Capítulo
III, Título IV de la Norma), implementar un sistema de seguimiento de los
hallazgos hechos en inspecciones (véase punto 2.4.5. del Capítulo III, Título
IV de la Norma), aplicar mediciones ambientales para llevar un registro de las
condiciones de trabajo y establecer acciones preventivas y de control (véase
punto 2.5.1. del Capítulo III, Título IV de la Norma), establecer un Sistema de
Vigilancia Epidemiológica de la Salud (véase punto 2.6.1. del Capítulo III,
Título IV de la Norma), establecer un Sistema de Vigilancia de la utilización
del tiempo libre (véase punto 2.7.1. del Capítulo III, Título IV de la Norma), el
Comité de Seguridad y Salud Laboral debe presentar en el informe mensual al
INPSASEL las actividades de evaluación del Programa de Seguridad y Salud en el
Trabajo “considerando las medidas
propuestas y acordadas de mejoras detectadas en la identificación de los
procesos peligrosos, como cumplimiento de los planes de trabajo y su respectivo
cronograma” (véase punto 2. del Título VIII de la Norma).
En
esa misma actividad de formación pude también demostrar que aparte de las obligaciones que
establece taxativamente la citada norma, para medir su cumplimiento se pueden
establecer alrededor de 50 indicadores, la mayoría de ellos de desempeño.
Aclaro muy especialmente que para nada estoy sugiriendo que se debe llevar esa
inmensa cantidad de indicadores, sólo que es posible generarlos.
¿Cómo
establecer indicadores y qué medir? No pretende este artículo abarcar todo lo
que hay que saber porque es imposible, pero al menos ofreceré algunos consejos que
espero sean útiles.
Lo
primero es que se deben establecer objetivos de desempeño. El objetivo debe ser
anterior al indicador y no lo
contrario, de lo contrario lo más probable es que no resulte adecuado; por otra
parte, el objetivo debe estar bien determinado y caracterizado, de manera que
se tenga certeza de cuándo se está cumpliendo y cuándo hay una desviación.
Partiendo
de una buena definición del objetivo, lo que sigue es determinar las variables
que afectan a ese objetivo, que se pueden medir y que son críticas para que el
objetivo se cumpla. Por ejemplo, si se quiere lograr una reducción en el índice
de accidentes, una variable crítica entre otras son las condiciones inseguras.
Luego
se debe establecer la fórmula y base de cálculo del indicador, para lo cual es
esencial determinar si se va a medir por mes, año, horas-hombre o unidad de
producción por ejemplo. En este punto es esencial trabajar en conjunto con los
expertos del proceso y hacer nuestro indicador consistente con los indicadores
que se emplean para medir la gestión de otros procesos en la organización. De
ello va a depender que el indicador sea confiable y además, significativo.
Debe
determinarse cuáles son los valores posibles, cuáles indican fortaleza y cuáles
debilidad. Esto es fundamental para que se puedan detectar valores sin sentido
o que puedan ser indicativos de otros problemas. ¿Puede un indicador dar un
número negativo (-)? ¿Puede un indicador porcentual dar un número mayor a cien
por ciento? La respuesta es que depende del indicador y los valores que se
hayan establecido como posibles o lógicos. En una oportunidad manejé un indicador
porcentual que podía arrojar valores superiores a 100 %; ello indicaba que el
grado de participación de las personas era superior al objetivo planteado y por
tal motivo recibían un reconocimiento especial.
Por
último, se debe determinar la frecuencia de cálculo y presentación del
indicador, así como quiénes son los destinatarios del mismo. No necesariamente
todas las personas en una organización tienen por qué recibir los mismos
indicadores. A un Gerente General normalmente le interesa más tener la visión
global del negocio y no todo el cuadro por departamentos y por gerencias con
decenas y a veces cientos de cifras, normalmente no tiene tiempo para ver todo
eso y si quiere los detalles, los pedirá.
En
conclusión, si queremos tener una gestión exitosa, donde los logros sean
provocados, consistentes y no casuales estamos obligados a medir, pero medir
bien, medir suficiente y medir lo realmente crítico. A la par de lo anterior,
los indicadores deben ser eficaces para mostrar la realidad y orientar la toma
de decisiones, pero tanto más importante es que deben ser analizados y
cuestionados periódicamente. Podemos tener verdaderos tesoros de información
entre los números que manejamos, pero si no los buscamos y hacemos algo con
ellos los accidentes y las enfermedades ocupacionales seguirán sucediendo a
pesar de los números, los reportes y las presentaciones.